Historia del medio natural
Para poder describir el medio natural del municipio de Alcoba primero debemos volver nuestra vista 570 millones de años atrás para entender la morfología y la ubicación de este municipio en la cuenca sinclinal de Alcoba-Porzuna, y entender así el por qué del modelado y aparición del bosque mediterráneo típico de este municipio marcado por la climatología de este lugar. Para ello vamos a describir la historia geológica de Alcoba y por lo tanto los Montes de Toledo así como su climatología e hidrología, elementos que conjuntamente han marcado el modelado del paisaje y la aparición del bosque mediterráneo que describiremos más tarde.
GEOMORFOLOGÍA
Nos situamos en los Montes de Toledo, donde se ubica Alcoba y el Parque Nacional de Cabañeros.
Constituye una región natural situada al sureste de los Montes de Toledo de Ciudad Real, son las formaciones montañosas más antiguas de la Península Ibérica, con 570 millones de años de edad, que corresponde a los periodos geológicos denominados Precámbrico y Cámbrico, cuando esta zona se encontraba sumergida bajo el mar.
Los Montes de Toledo, y por consiguiente Alcoba, se sitúan en la zona Centro ibérica del Macizo Hespérico, unidad formada por estratos precámbricos y paleozoicos que aflora en la parte occidental de la Península Ibérica.
Los estratos precámbricos y de comienzos del Paleozoicos Inferior se formaron en un ambiente marino o litoral, construyendo un zócalo con una antigüedad comprendida entre los 570-450 millones de años.
En esta época se produjo un depósito de limos y arcillas procedentes de la erosión realizada por los cursos fluviales, en la plataforma de un antiguo continente precámbrico emergido. La compactación de los limos y arcillas, debido a los incrementos de presión y temperatura, dio lugar a las pizarras actuales del Pusa que marca el tránsito del Precámbrico al Cámbrico Inferior.
Durante el Cámbrico Inferior hace 550 millones de años se depositan unos estratos conocidos como areniscas del Azorejo. El depósito inicial de arena es producido por los avances de la línea de costa que tras procesos diagenéticos da lugar a las areniscas.
En el Cámbrico Medio la cuenca sedimentaria es plegada y aflora por encima del nivel del mar, quedando expuesta a la acción de los agentes geológicos externos.
Los estratos Ordovícicos se presentan discordantes sobre los materiales Cámbricos. A lo largo del Ordovícico Inferior y Medio se produce una transgresión marina, por lo que estos territorios vuelven a estar bajo el mar, produciéndose depósitos sedimentarios de arenas y conglomerados en el Ordovícico Inferior. Continúa con el depósito de areniscas, cuarcitas y limonitas conocidas como capas intermedias.
La cuarcita armonicana que constituye el Armazón estructural de estos montes, se deposita también en el Ordovícico Inferior. La acumulación sedimentaria del Ordovícico Inferior acaba con las capas de Marjaliza (cuarcitas, areniscas y pizarras).
Durante el Ordovícico Medio se siguen depositando pizarras.
A finales del Carbonífero, hace 300 millones de años, se produce la Orogenia Herciniana, que supone el levantamiento de la cuenca sedimentaria, su consecuente plegamiento y el fin de las transgresiones marinas.
Todos estos roquedos de los montes crean las estructuras plegadas anticlinales y sinclinales caracterizados por su amplitud y por cuencas de planta redondeada, denominadas a veces cubetas y agrupaciones de sierras y macizos.
La erosión por gelifracción que se produce da lugar a la fracturación de bloques y cantos cuarcíticos de tamaño heterogéneo, que fueron transportados por los cursos torrenciales en condiciones de aridez, siendo depositados en las depresiones y construyendo lo que se conoce con el nombre de raña, que forma parajes pedregosos llanos hoy adehesados de espectacular belleza. Los procesos de gelifracción en condiciones peligraciares originan pedrizas en distintos puntos. Posteriormente tiene lugar el encajamiento de la actual red y consolidación de la actual red fluvial, dando lugar al relieve tal y como lo conocemos hoy.
El paisaje es una combinación dinámica de elementos físicos, bióticos y antrópicos, cuyo resultado visible es claramente perceptible, pero no siempre fácilmente comprensible.
La forma de relieve en Alcoba de modo genérico, puede definirse como una configuración geomorfológica elaborada durante muchos millones de años, denominada relieve apalachense.
El desgaste causado en la vieja Cordillera Hercínica, levantada hace 300 millones de años, ha sido muy intenso, por lo que se suele mantener únicamente los cimientos de aquella enorme construcción paleozoica: el Zócalo.
Los restos conservados no son uniformes, se han articulado en función de la resistencia a la erosión de las diversas rocas y de las diferentes disposiciones en la colocación de estos materiales.
El resultado actual es el extenso entramado de áreas elevadas y deprimidas repetida de forma rítmica y queda articulado a partir de una serie de tipos de grandes dimensiones: las morfoestructuras.
Por un lado, macizos y sierras, con cumbres muy erosionadas y visualmente homogéneas, labradas en los materiales más duros, areniscas y cuarcitas; por otro, depresiones y cuencas situadas bajo varios metros de aquellos y escavadas sobre los roquedos más erosionables, como los esquistosos y pizarrosos. Los procesos más recientes se han encargado de esculpir formas, redondeándola y rejuveneciéndola: los modelados, sin embargo, los posteriores movimientos tectónicos que se pueden haber producido en la zona no han alterado las grandes líneas que articulan el relieve y que proceden de aquella época.
Con respecto a los paisajes morfoestructurales se señalan:
– Los macizos se configuran sobre estructuras complejas donde abundan las ondulaciones de las cuarcitas ordovícicas, en ocasiones anticlinales y en otras sinclinales o mixtas. Fracturas y fallas complican aún más estos intrincados relieves culminantes.
– Las sierras son crestas monoclinales (inclinación de sus estratos en una sola dirección), establecidas en los flancos de los pliegues y sobre las cuarcitas del Paleozoico Inferior. Los desenganches de las cuarcitas son las fracturaciones más habituales en las sierras y dan lugar a frecuentes retranqueos en las alineaciones serranas.
– Las cuencas sinclinales constituyen morfoestructuras deprimidas como consecuencia de la primitiva disposición y de la erosión de las capas menos resistentes. Su carácter deprimido ha hecho que sean los espacios donde se han ido sedimentando las formaciones más modernas. Debajo de estas afloran a veces los roquedos pizarrosos del Ordovícico Medio, y por encima emergen, en ocasiones, algunas lomas y cerros de areniscas y cuarcitas de dureza algo mayor, correspondientes a los pisos y periodos centrales o superiores del paleozoico.
– La depresión anticlinal es el resultado de las elevadas ondulaciones originales que fueron destruidas, tal vez, por la tensión soportada o por agentes erosivos.
Los modelados son las morfoestructuras alteradas por las condiciones ambientales, destacamos:
– Las crestas son las formas más expuestas a los agentes climáticos y ambientales, por su carácter destacado y por su altura (800 y 1400 m). Es por ello, que las cuarcitas culminantes aparecen con un aspecto acascarillado o compartimentadas en bloques.
Los piedemontes se sitúan en la transición monte-depresión, se orientan suavemente a modo de rampas hacia las partes más bajas.
– Las rañas, compuestas por la acumulación de cantos cuarcíticos rodadas de las montañas por los agentes erosivos a lo largo del tiempo. Las cuarcitas de menor tamaño son las que se depositan en la raña mientras que las de mayor tamaño se quedan en las laderas de las montañas y es lo que se conoce como pedrizas. Las rañas se encuentran situadas al pie de las montañas.
– Los ríos constituyen una de las últimas formaciones geomorfológicas, testimonio de las oscilaciones climáticas y reajustes geológicos del Cuaternario.
Fósiles; Evidencias del pasado
La fauna fósil del Paleozoico se caracteriza por la presencia de invertebrados como corales, esponjas, arqueciatos (Cámbrico), braquiópodos, un gran número de moluscos, equinodermos y graptolitos.
Son los restos de seres vivos y de su actividad biológica.
Los más emblemáticos en Alcoba son el trilobite, las cruzianas, el gusano, las anémonas y los graptolitos.
El trilobite aparece ya en el Cámbrico, denominados así, por tener el cuerpo dividido en tres lóbulos, su cuerpo se dividió en tres partes: cefalón, tórax y pigidio. Fue extinguido al final de esta era y habitaba en mares someros.
Las cruzianas son las huellas de reptación de trilobites, por lo que son icnofósiles, en los fondos marinos paleozoicos (entre 540 y 360 millones de años). El tamaño de la cruziana puede variar de entre apenas un centímetro hasta diez o quince centímetros de anchura.
Los graptolitos eran organismos coloniales que no presentan equivalentes con las actuales. Son fósiles-guía del Ordovícico y el Silúrico.
El gusano también quedó reflejado en Alcoba, es un organismo marino blanco que trabajaba haciendo galerías. El más grande del mundo lo encontramos en la Ruta del Boquerón de Estena.
Las anémonas son animales que dejan marcas circulares, son del grupo de las medusas y corales, por lo que el cuerpo se anclaba y la boca estaba rodeada de tentáculos que dan urticaria.
HIDROGRAFÍA
Tras los episodios áridos y semiáridos de la génesis de las rañas, un incremento en las precipitaciones habituales dio lugar progresivamente a la organización del sistema fluvial, influido por depresiones y valles, inclinación de los pies de monte, estrechos o gargantas asociados a líneas de fracturas, etc.
Hidrográficamente, los Montes de Toledo sirven de divisoria de aguas entre los ríos Tajo y Guadiana, naciendo algunos afluentes destacados en esta zona, El Bullaque en el caso del Guadiana. El Río Alcobilla como afluente de El Bullaque, nace en Alcoba llevando su curso por Santa Quiteria, El Robledo y finalmente uniéndose al río Bullaque en la pedanía de las Islas, en el paraje conocido como la junta de los ríos.
El caudal del Río Alcobilla sufre importante variaciones según la época de año, así se registran importantes crecidas en los meses de otoño e invierno por la abundancia de lluvias, en estas estaciones, por lo contrario la estación estival hace mermar al río, incluso llegándose a secar en veranos extremadamente secos.
La construcción de llanuras aluviales y terrazas, dentro de la región son habituales.
Son cursos o tramos fluviales que en determinadas épocas han depositado la carga de elementos (bosques, cantos, arenas, etc.) que arrastraban. Estos procesos ocurren cuando hay gran cantidad de carga que ya no se puede movilizar, por la modificación de la pendiente, caudal, entre otros y este la abandona. Alcoba es una llanura aluvial del rio Bullaque.
En la localidad se sitúa la Laguna Grande de Alcoba, se ubica entre las dos sierras de La Solana y La Umbría, en las rañas de los valles centrales, con presencia de cantos rodados sobre una matriz de arcillas rojizas. En el entorno próximo se observa un paisaje adehesado de encinar muy abierto. Tiene un carácter estacional que hace que la vegetación acuática e hidrófila florezca en primavera, llenándose la cubeta lagunar de flores como ranúnculos, enclaves turbosos, plantas insectívoras (atrapamoscas) y restos de brezo de turbera.
Es lugar de importancia comunitaria (LIC) y zona de especial conservación (ZEC) por la avifauna, por ser refugio de invernada de especies acuáticas y de una población de grullas de paso migratorias. Destaca también su importancia para los anfibios. Las especies más representativas en aves son: grullas, ánsar común, ánade azulón, zampullín común; y en anfibios: sapillo, pintojo ibérico.
Las fuentes son muy importantes en Alcoba, solo en la sierra de La Umbría se encuentran seis (Fuente Los Conejos, Fuente El Alcornoque, Fuente Las Preñas, Fuente Portorrubio, Fuente Las Canalejas y Fuente La Teja) a poca distancia unas de otras, pero se localizan más en la localidad. Las fuentes se encuentran por encima de la raña, debido a que están compuestas por tierras arcillosas impermeables, infiltrándose el agua de la montaña y bajando esta hasta la arcilla donde llega a emerger.
CLIMA
Actualmente después de importantes y bruscos cambios climáticos a lo largo de la historia, la climatología queda clasificada al ámbito del clima mediterráneo continental templado con componente atlántico, de tal forma que podemos apreciar sucesos climatológicos que conllevan variaciones térmicas desde los 40º en fechas estivales a los 10º en etapas invernales.
Los veranos son bastante cálidos y los inviernos bastante fríos. La estación estival es la más seca. Sin embargo, en invierno es frecuente que las temperaturas bajen de los 0ºC, produciéndose numerosas heladas en las noches despejadas de nubes y nevadas esporádicas.
Las precipitaciones de lluvias son escasas, aunque algo más abundantes en primavera y otoño, oscilan variaciones entre los 750 mm, en las zonas monteras y más húmedas, a los 500 mm en las partes más meridionales, que corresponden a las llanuras o rañas.
Estos contrastes han propiciado gracias a la orografía del territorio la aparición de microclimas, más húmedos en el norte y secos en el sur que contribuyen a una contrastada y rica biodiversidad.
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